CRÓNICA DE UNA DECEPCIÓN ANUNCIADA
“Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!” o quizás si lo sé, y si tu que estás leyendo esto, eres peruano, quizás también lo sepas… El peruano sabe sufrir, sabe llorar callado hasta el alba, luego renace, por esfuerzo, con ganas. En mi caso personal, un fuerte golpe lo viví el 13 de junio del 2022. Y no, si te preguntas, no fue un golpe físico, ya quisiera que lo hubiese sido, estaría tranquilo ahora con un par de pastillas y reposo. El golpe que recibí, fue directo al corazón; me atrevería a decir, y sin hacer búsqueda ni consulta de ninguna fuente o estadística, que el mismo golpe lo recibió una gran parte del Perú. Se perfiló Alex Valera, para entonces crema, hoy en el fútbol árabe. Su cara era de desconcierto, y no lo culpo. Criticar es fácil, hablar desde afuera del verde con una cerveza en la mano o disfrutando de los opíparos potajes que ofrece nuestra tierra, es muy fácil. Desde afuera todos somos los amos, los técnicos, los periodistas… Alex Valera falló el penal que nos pondría en nuestro segundo mundial de forma consecutiva, lo falló ante un “Buffon” y no, no hablo del arquero italiano, hablo de un payaso que, en su criollada, nos bailó, para luego abrir la boca sorprendido en su celebración. Si pudiera, lo afeitaría con pinzas, bellito a bellito, pero no. Es fútbol, fallamos. Todo el esfuerzo de cuatro años se vio reflejado en un partido donde Perú no fue Perú y quizás, no lo vuelva a ser. Es inevitable pensar en sí, nos alcanzará para estar en Estados Unidos-Canadá-México 2026. o si, tendremos que esperar 36 años más…
Hoy, ante los ojos brillosos y la ilusión de quienes en su día fue premiada como “La mejor hinchada del mundo” y que, hasta el sol de hoy, siguen demostrando que, en efecto, lo son. Se abrió una ventana al cielo, una puerta de escape del averno que nos pondría entre las estrellas, 32 estrellas para ser exacto. Hoy, hubo noticias de la FIFA. Sobre el caso del jugador ecuatoriano, Castillo. Colombiano que, según unos audios revelados, habría alterado sus datos. La reunión tuvo a Perú, Chile y Ecuador dentro. Los ecuatorianos defienden su tesis de que la justicia de dicho país ha declarado a Byron Castillo. Chile, exige que se le resten los puntos y que vayan hechos, no sorprende ver al país del sur queriendo entrar como sea a la gran fiesta, ya sucedió en el pasado y fuimos nosotros los más beneficiados. Perú, defiende que, si la selección ecuatoriana es eliminada del mundial, deberíamos ir nosotros, pues fuimos los que quedaron posicionados más cerca a nuestros vecinos de la altura en la tabla de las Eliminatorias más fuertes del mundo. Yo los exhorto a no hacerse ilusiones, recuerden que “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!” se imaginan llenarse de ilusión nuevamente con una esperanza de ir al magno evento, para luego, caernos de espaldas y volvernos a romper… Cuando el arquero australiano atajó el penal de Alex, me caí, tenía una silla agarrada, en una pollería con mis amigos, mi enamorada, y todos; en ese momento todos éramos una familia. Sé que escuchar el silencio es muy difícil, pero por diez minutos y quizás un poco más, escuche el silencio, sentado en el suelo, derramando lágrimas como mares mientras la silla servía como mi consuelo. Obviamente no fui el único, mis demás amigos también rotos, había un señor de avanzada edad comiendo solo ¿Cuántos Mundiales se habrá perdido? Para el es un sentimiento conocido, pero para mí y las demás generaciones, no lo es, o no lo era.
Todos conocemos a la FIFA, o quizás no todos, se las presento, la Federación Internacional de Fútbol Amateur es aquella asociación encargada de organizar el torneo de fútbol más importante del mundo. Aquella que, por un par de miles de millones de dólares, es capaz de vender la fiesta a un país árabe, de nombre Qatar, que es uno de los que violan más derechos humanos de los cinco continentes. Eso es la FIFA, un mostro del dinero que será incapaz de admitir sus errores públicamente. Dudo mucho que Ecuador sea expulsado del evento, es casi improbable, lamentablemente cuando hablamos de fútbol, todo es posible. ¿No me creen? Pueden buscar en plataformas de streaming o en YouTube la repetición del partido que jugamos en Barranquilla. 30 remates al arco de los cafeteros y uno solo del Perú bastaron para robar los tres puntos en el infierno colombiano. Mil hinchas hicieron más bulla que casi todo el país entero… Que partido para más memorable, si tan solo hubiésemos jugado así en el repechaje. sí tan solo… “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”
No se hagan ilusiones por favor, esperen que las cosas se den, sin expectativas que, solo así, podremos dimensionar la felicidad. Sería lindo llegar, obvio, meternos entre las estrellas una vez más, Quizás no lo merecemos, pero, el fútbol no es de merecimientos. Quizás si Yotún anotaba el gol de penal frente a Argentina, estaríamos en el mundial, Tal vez, si Callens no perdía la marca contra Ecuador, hubiéramos ganado en casa y seríamos partícipes de la gran fiesta. Si el VAR ante Uruguay hubiera sido justo…. Sí tan solo Santamaría no se equivocaba frente a los charrúas… Lo más doloroso, si Bascuñán no nos robaba en casa ante la selección que menos lo necesitaba. Bueno, las cosas ya están hechas y el pasado es imborrable. Consejo de pata: No te ilusiones con la clasificación de Perú; te hablo con la cabeza. Si les hablara con el corazón: ¡A ALISTAR MALETAS QUE NOS VAMOS A QATAR! Advertidos están, crónica de una DECEPCIÓN anunciada… “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”
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