KHALIDA POPAL: LA FUTBOLISTA QUE RECLAMA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER EN AFGANISTÁN
En la actualidad se han escuchado muchas noticias malas, pero la que ha repercutido con mucha más intensidad es sobre la situación que viven la población, y sobre todo las mujeres, en el país de Afganistán. Que ante la salida de los países de la OTAN de este territorio, los Talibanes, grupo armado que se rige bajo las leyes religiosas más radicales del islam, han entrado al poder originando que varias familias se vayan del país.
En esta ocasión no nos centraremos en este caos político internacional, sino que hablaremos de una historia de superación y rebeldía. De una mujer que vio en el fútbol una manera de salir adelante, a pesar de los prejuicios de su cultura y a la vez utilizó este deporte para el beneficio de los derechos humanos de la mujer afgana.
En este artículo les presentamos a Khalida Popal, ex capitana de la Selección Nacional de Fútbol de Afganistán y ex entrenadora de fútbol de los equipos de fútbol femenino sub-17 y sub-15 del mismo país; además de ser colaborado habitual de la FIFA y UEFA en el desarrollo del fútbol femenino.
Su vida en Kabul
Khalida Popal nació en 1987 en Kabul, capital de Afganistán, se crió en el seno de una familia progresista. La que le enseñó a jugar con la pelota fue su mamá, quien era maestra de educación física. Su madre, sin saberlo, ya era una luchadora de los derechos de la mujer, porque centró la vida deportiva para que ayudara a las niñas para que tengan más oportunidades.
Cuando era adolescente, Khalida no podía jugar tranquilamente al fútbol, ya que era muy vulnerable a la discriminación, sobre todo de los varones tradicionalistas. Pero esto se intensificó con la llegada de los talibanes al poder en 1996. Durante este tiempo, las leyes talibanas eran que las mujeres no podían practicar deportes, ni asistir a un evento deportivo.
Para evitar que los hombres la vieran jugar fútbol, Khalida Popal y sus amigas practicaban después de la escuela. De esta manera impulsó el aumento en el número de niñas que querían jugar al fútbol, aunque estaba prohibido. A pesar que el reinado de los talibanes terminó en el 2001, ella y sus compañeras aun enfrentaban amenazas y la visión tan cerrada de la comunidad local.
Carrera
Una vez que las fuerzas norteamericanas se situaran en el país de medio oriente, se podía sentir que había más oportunidades para las mujeres afganas; y en el 2007, con la aprobación y apoyo de la Federación de Fútbol de Afganistán, Popal pudo formar la liga femenina de Fútbol de Afganistán junto con sus amigas.
Para la seguridad de las chicas, los equipos practicaban dentro de las instalaciones en la base de la OTAN en Kabul. En tanto, la selección femenina, en el 2008, tuvo que hacer de local en Pakistán. Su primer partido fue contra las Fuerzas Internacionales de Asistencia para la Seguridad XI ganando por 5 a 0.
El equipo participó en su primer torneo internacional en el Campeonato de Fútbol Femenino del Sur de Asia en Bangladesh 2010, donde en su primer partido perdió por un marcador de 13 a 0 contra Nepal. A pesar de los malos resultados, se veía que había un éxito, ya que Khalida Popal era la imagen de ese grupo de mujeres rebeldes; pero esto a su vez le traía varias amenazas por parte de los grupos extremistas talibanes.
Asilo, ante las amenazas de los Talibanes
Ante tantas amenazas, en el 2011, decide irse de Kabul hacia la India. En la ciudad de Nueva Delhi, vivió como indigente porque no tenia una visa de trabajo. Debido a este problema pidió asilo en Dinamarca, donde vivió en un campo de refugiados durante un año hasta que le concedieron la residencia. Popal buscó jugar en algún equipo femenino, pero sufrió una grave lesión en la rodilla que acabó con su carrera futbolística.
Poco después de su recuperación y ante la noticia que no podía volver a jugar, Khalisa Popal se deprimió y en una entrevista del 2017 declaró: “De repente lo estaba perdiendo todo. Había perdido mi país, mi identidad, estaba en un centro de asilo, había perdido a mi familia, no podía jugar. Me sentí como una muñeca suspendida en el aire. No podía volar en el cielo y no podía bajar al suelo «. Pero ella no se rindió y empezó a buscar ayuda de psicólogos deportivos.
Su obra maestra: «Girl Power»
Una vez que se repuso psicológicamente de su lesión, Popal se centró en ayudar a otras mujeres que se encontraban en los campos de refugiados. Las ayudó enseñándoles el poder del deporte como practica terapéutica y emprendedora, tal cual como lo hizo su madre. A la organización la tituló «Girl Power» ,que se enfoca principalmente en brindar a las mujeres de comunidades minoritarias en desarrollar su autoestima y confianza a través del deporte, a la vez que se van conociendo entre ellas.
La organización de Popal se esfuerza en crear conciencia y comprensión entre las diferentes culturas, con el fin de promover la tolerancia religiosa y racial en las sociedades europeas; a su vez buscan instructores voluntarios para trabajar en todos los deportes con refugiados y se esfuerzan por conectarlos con otras ciudades danesas.
También es embajadora de Street Child World Cup, que es una organización de eventos deportivos para que participen los niños que viven en extrema pobreza y en las calles de todo el mundo; a su vez puedan interactuar conociendo otras culturas. Cabe resaltar que este torneo ya fue implementado como un evento de la Copa del Mundo Rusia 2018.
Imagen en Dinamarca
Khalida Popal en la actualidad trabaja para Hummel, que es una marca deportiva danesa que diseña los uniformes tanto de la selección masculina y femenina de Afganistán. En el caso de las mujeres, ella ayudó en el diseño de la vestimenta para que las cubrieran de la cabeza a los pies de acuerdo a las normas culturales. El modelo busca proporcionar una forma deportiva liviana de un hijab (velo que tapa sus cabezas) para que las jugadoras no se sofoquen mientras juegan.
El objetivo de Popal trabajando de manera conjunta con Hummel, es promover un cambio de mentalidad en torno al deporte y las mujeres. Para que ellas practiquen el fútbol u otros deportes de manera libre; además que no vayan en contra de ninguna cultura o religión determinada que las pueda afectar socialmente.
Reconocimientos a su labor social
En marzo del 2017, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer; Theirworld, organización que vela por la educación global, reconoció el trabajo de Popal como parte de su campaña #RewritingTheCode. El propósito y la misión de esta es protestar y desafiar los prejuicios e ideologías que niegan la igualdad de oportunidades a mujeres y niñas, recibiendo el Premio Challenge.
Ese mismo año también recibió el Premio Paz y Deporte por sus esfuerzos en utilizar el deporte como una forma de empoderar y promover los derechos de las mujeres en Afganistán.
Conclusión
Gracias a los esfuerzos que hizo Khalida Popal, la popularidad del equipo de fútbol femenino afgano aumentó. Es legal, tanto que hombres como mujeres muestren su apoyo en el estadio como en las redes sociales; no obstante, el equipo de mujeres aun no puede jugar en su territorio porque las autoridades no dan las garantías del caso.
Este nuevo problema político, donde las mujeres son las grandes afectadas, ha sido un duro golpe para Popal; pero a pesar de este conflicto que se vive en Afganistán, ella seguirá luchando desde Dinamarca junto a su familia, por los derechos de la mujer afgana y la igualdad en el deporte. Además que continuará con su trabajo en la Selección Nacional de Fútbol Femenino de Afganistán como directora de programas y eventos.
Muchas personas, en la cual nos unimos, creen que estas declaraciones que salen a decir los Talibanes, que van a respetar a las mujeres, son falsas. ya que en estos tres días de iniciado su régimen, se han visto muchos asesinatos y represiones a la población, incluidas mujeres, por parte de este grupo extremista.
Solo queda decir que, las cosas ya no son como hace 20 años, ahora la mujer afgana aspira a volver a tener una vida con derechos como lo hacen en Occidente y esa mentalidad llegó gracias al Internet y las redes sociales. Así que, si los Talibanes pretenden hacer cosas como por ejemplo: flagelarlas o matarlas, quedarán mal ante los ojos del mundo y mujeres como Popal, estarán ahí para defenderlas y volver a recuperar su país.
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